En una de las escenas más llamativas de Laurence Anyways, un profesor de literatura se presenta a su instituto y recorre el
largo camino hacia la cafetería vestido de mujer ante la mirada atónita de
muchos estudiantes. Uno de sus colegas se acerca y le dice: “¿Qué intentas, una
revuelta?” y él/ella le responde: “No. Una revolución”. Transgresora hasta
cierto límite, llena de matices, colores, música y escenas liberadoras, al
igual que efectista y excesiva por momentos. Se podrían mencionar muchos
atributos y desaciertos sobre la película pero ante todo, Laurence Anyways es
un drama complejo y humano, que posee una estética provocativa y que confirma el
talento de uno de los directores más prometedores de la actualidad: Xavier
Dolan.
Narrada con una intensidad inusual y con cambios de
ritmos casi asfixiantes, la película del director canadiense se inicia con la
frase de un escritor desafiando a las personas que cuestionan todo lo que
consideran fuera de lo “normal” y busca que los demás traten de entender “su
lenguaje”. Un mensaje directo al espectador. Luego de ello, conocemos a los
protagonistas, Laurence Alia (Melvil
Poupaud), un profesor y escritor
y Fred Belair (Suzane Clément), una
asistente de producción de Tv y cine. Ambos viven un tórrido y auspicioso romance
que se trasluce en imágenes excitantes y música pop hasta que Laurence le
confiesa a ella que es transgénero y que siempre se ha sentido una mujer pero
que aún así la ama con todo el corazón. En un inicio Fred intenta sobrellevar
la relación, incluso decide apoyar la “transformación” de Laurence, pero más
tarde se da cuenta que continuar con él es casi imposible y decide separarse para
iniciar una nueva vida. En el transcurso de una década somos testigos de la
historia de ambos, separados por la distancia pero unidos por los recuerdos, sentimientos,
deseos, melancolías y la ilusión por verse. Las pocas veces que logran reunirse son
determinantes para darnos cuenta que lo suyo es un amor romántico y trágico que
va más allá del tiempo y la sexualidad de sus protagonistas.
Xavier Dolan posee un estilo único,
utiliza una narrativa fluida, vibrante e irregular por ratos aunque con varios
toques de frescura y originalidad que convierten la película en una experiencia
completamente sensorial, mágica y espiritual. La música es uno de sus mayores aciertos que sirven
de nexo con la linea narrativa de la historia e intensifican la intimidad del momento
dramático para otorgarle ligereza y frenesí. La cámara en mano, la espontaneidad y
el realismo de los diálogos, los planos cortos, la fotografía colorida, etc.,
todo es muy seductor y penetrante. Xavier
Dolan se vale de ello y más para conseguir envolvernos en su historia e
identificarnos con sus personajes. Quizá el montaje sea algo excesivo pero la
línea argumental es verosímil. Hay momentos de mucha belleza y un refinado manejo
de la imagen que lo emparentan con el cine de vanguardia de directores claves como
Godard y Almodóvar. El videoclip con
la canción “Fade to Grey” de Visage es uno de los momentos más lúdicos,
brillantes y emotivos de la película. Aquí Fred se desinhibe y se libera de las
ataduras de su relación con Laurence, la música hace eco de su sentir y de su desdichado
devenir, de hecho, marca el final de la primera parte de la película, aquella
en la que los amantes se separan.
La parte final de la película es más reflexiva y
nostálgica. Llena de referencias del pasado, lugares comunes, momentos de luz y
oscuridad. Fred vive con un hijo y con un marido pero alejada de todo al igual
que Laurence que vive con una mujer a la que no ama. Ambos están solos a la
espera de que algo realmente motivador e inspirador les ocurra. El final es un
alegato en favor de la igualdad y la diversidad, nos recuerda que detrás de
cada cuerpo y sexo hay una persona con sentimientos, valores y racionalidad que
es única y cuya esencia va mas allá de cualquier tipo de género.
Un discurso motivador y controversial aún en la actualidad. De ahí el título traducido
de la película: “Laurence, de cualquier forma”, sea hombre o mujer, sigue
siendo Laurence Alia.
Laurence Anyways es una película fascinante, potente y
triste. Narrada con total libertad y con una estelización de los momentos dramáticos
muy cautivadora. Una historia de amor terrible, insólita e intensa, de esas que
solo ocurren en las películas y que son capaces de sobrecogernos por horas. De
paso, toca un tema polémico que hay que ver de frente con tolerancia y
paciencia. Una de las mejores películas de la década hecha por uno de los
directores más vanguardistas y jóvenes de la actualidad.
LAURENCE ANYWAYS TRAILER
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