viernes, 27 de marzo de 2020

RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS (Céline Sciamma, 2019)








Francia. Finales del siglo XVIII. Una mujer contrata los servicios de una pintora para retratar a su hija antes de contraer matrimonio con un varón Milanés. El encargo es especial ya que la pintura debe realizarse sin que la hija lo sepa, con absoluta discreción y en el más breve plazo lo que conlleva a un acercamiento entre ambas que terminará por desencadenar una historia de amor trágica y bella, solo perdurable en el tiempo a través del retrato de la mujer amada.




Película de múltiples atributos, desde la fascinante historia de amor que se desarrolla a la par con la ejecución del retrato, primero, dibujando los contornos, lo que se manifiesta en las primeras miradas, diálogos, insinuaciones hasta el añadido del color y los detalles que representan la introspección del alma, las confidencias, el amor, el sexo. La pintora, Marianne, hace varios bosquejos, dibuja una y otra vez hasta buscar la perfección lo que alcanza en ciertos momentos de  clímax junto a Heloise, su musa, cuando se dan cuenta que su relación es imposible y que lo único que les queda es esa sensación de melancolía y sosiego al retratarse una en la imagen y mirada de la otra.




También resalta la hermosa fotografía, los decorados naturales exteriores e íntimos, la actuación de las protagonistas, la música y el mar embravecido que se aprecia como un hermoso símil de un amor impetuoso y fugaz como las olas del mar, todo como si fuera un gran óleo de época que retrata la condición de la mujer obligada al casamiento y a la subordinación. Esta es una película feminista de un halo evocador de luchas muy actuales donde todos los protagonistas son mujeres que sufren, aman y vuelven a sufrir.





Cabe resaltar el mito de Orfeo y Euridice que ambas protagonistas discuten y parecen revivir. Orfeo rescata a su amada del inframundo con la condición de que no la vea hasta el final pero no puede resistirse y la pierde, solo mantiene el recuerdo del último instante, tal como el que buscan perpetuar Marianne y Heloise. También la última escena es sobrecogedora. Luego de varios años, la pintora asiste a un concierto al que se dirige la mujer que alguna vez amó con devoción pensando que la familia y la vida hicieron que la olvide, ella, con esa duda tan marcada en el corazón y al otro lado acaso con el mismo misterio y recelo, sola y desconcertada, la dama del retrato.  






Retrato de una mujer en llamas es una película sobresaliente, narrada con maestría y sobriedad. Una película de auto descubrimiento, intensa, que habla de la memoria y los recuerdos, de la frustración y la pasión, de la creación y la soledad; una llamarada del amor fugaz que hace eco con el título, pero sobretodo, una película que reivindica el elogio al romanticismo y a la amistad.  


RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS - TRAILER