LA SEDUCCION POR LAS MAQUINAS
El
escritor y productor Alex garland (1970),
guionista de películas memorables como “28
días después”, “sunshine” y “Nunca
me abandones”, es el responsable creativo, guionista y director debutante de “Ex Machina”, película que guarda
cierta complicidad artística y temática con
los anteriores títulos rescatando para sí lo mejor del género de ciencia
ficción: su capacidad para impactar, buscar la reflexión y criticar la
sociedad tan hermética y solitaria en la que vivimos.
Luego
de ganar un concurso para visitar un
centro de investigación ubicado en una isla paradisiaca, Caleb (Domhnall Gleeson) conoce a Nathan (Oscar Isaac), CEO de su compañía y responsable de un
programa de inteligencia artificial que lo mantiene aislado dentro de la isla.
La misión de Caleb es examinar el comportamiento de Ava
(Alicia Vikander), un bello androide encerrado en la silueta de una joven y
determinar si es capaz de razonar y tomar decisiones por sí misma, es decir, si
puede convertirse en el primer prototipo de inteligencia artificial con forma humana.
Durante los 7 días que dura la prueba, Nathan, Caleb, Ava y Kyoko (Sonoya Mizuno), un androide convertida
en sirvienta, intentan llevar sus vidas en aparente calma y normalidad, dentro
de un ambiente relajado, con vistas fantásticas,
lejos del bullicio y del mundo, un lugar que funciona como una especie de
paraíso (atención con los simbolismos: “El Edén”, “el creador” y “Eva”), programado
para facilitar el trabajo de Caleb y Nathan y satisfacer todas sus necesidades.
Es acá,
donde nos convertimos en espectadores privilegiados (lo que se traduce en una de
las grandes virtudes de la película). Todo lo que vemos nos seduce, nos atrae,
nos conmueve y capta nuestra atención. Lo visual y lo sonoro se fusionan y cada
plano adquiere valor y belleza, sobretodo, aquellos que nos muestran los
acercamientos entre Caleb y Ava; los silencios, las miradas furtivas, la tensión
sexual entre ambos (la dupla Deckard-Rachel
de la genial Blade Runner nos viene
a la mente) representan los momentos más sublimes y enigmáticos del filme.
A medida
que avanza la historia, la trama se hace más interesante, compleja y
misteriosa, surgen las intrigas y el relato se vuelve más intenso e
impredecible, al punto de no darnos cuenta realmente quién examina a quién, si
Caleb a Ava (como era su misión) o si Ava a Caleb (Ella termina por establecer una relación tan
íntima con El, que parece manipularlo y estudiarlo en todas su facetas y
contradicciones), si Nathan a Caleb (hay discusiones muy interesantes que así
lo confirman), o si Kyoko a Nathan (el final lo sugiere). Todo es tan relativo,
desconcertante e incierto como la vida misma.
El
suspenso da paso al drama y luego al
thriller y los límites entre la realidad y la ficción se tornan muy difusos. Nunca
sabemos si Ava en realidad es un androide capaz de sentir, razonar,
seducir, etc., o si ha sido programada
por Nathan para actuar de ese modo y engañar a Caleb y al resto. En una de las
escenas cruciales, Nathan le confiesa a Caleb que ha usado todas las
interacciones existentes de rostros, gestos, emociones, sentimientos, etc.,
para configurar la “conciencia” de Ava, lo que significa que su mente es una
especie de amalgama de todos, una representación vívida del ser humano, lo que
plantea varias interrogantes. Estamos ante una inteligencia superior?, el creador
es absorbido por su creación ?, algún día seremos como Ava ¡?, etc., etc.
Ex
machina funciona también como una especie de fabula sobre la naturaleza del ser humano: su ego e
inteligencia para crear, manipular y demostrar constantemente que es el centro
del universo, al igual que su fragilidad y desconfianza frente al otro, la
tecnología y todo lo que aún desconoce y teme. En este contexto y bajo los
lineamientos de la película, la inteligencia humana (el hombre con todos sus
defectos y virtudes) y la inteligencia artificial (representada por Ava y
kyoko) se complementan y se visualizan como un espejo; el hombre
“robotizado” sin propósitos ni fe se contempla a sí mismo en el androide capaz
de pensar, seducir, soñar, aleccionar y superponer su realidad y sus intereses
a los del resto.
Más allá
de la filosofía y las profundas reflexiones que nacen y se sustentan en un magnífico
guión son muchos los aciertos de la película, desde su ambientación llena de
contrastes (lo artificial y lo natural en perfecta armonía), los climas, los
colores y la estética (empezando por el diseño de Ava) hasta la fluidez del
relato, los efectos y las brillantes actuaciones del trio protagonista,
sobretodo, el de la actriz sueca A. Vikander, que combina a la perfección la
delicadeza y la melancolía propia de una joven víctima, usada por una
inteligencia “superior” con la frialdad y la astucia de un androide capaz de
todo, un personaje que difícilmente olvidaremos.
Ex Machina es una película “futurista” profundamente
humana, técnicamente impecable,
reflexiva y sobrecogedora. Uno de
los mejores estrenos del 2015 EX MACHINA TRAILER
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