“El
caos es un orden sin descifrar” (José Saramago)
El director canadiense Denis Villeneuve dirige Enemy, versión en filme de la novela
del gran escritor José Saramago: “El hombre duplicado”. Si esto debiera
ser suficiente para concitar el mayor interés del espectador, más aún cuando ya
hubo un intento fallido de llevar a la pantalla una de las mejores novelas
escritas en español del mismo autor: “Ensayo
sobre la ceguera” a través de su adaptación cinematográfica, “Blindness” (F. Meirelles, 2008), se
suma el hecho de que D. Villeneuve es el responsable de uno de los mejores
thrillers sicológicos del presente siglo presentado coincidentemente en el
mismo año: Prisoners (2013).
Desde la escena inicial el director es capaz de exteriorizar todo el cúmulo de sensaciones, sentimientos e ideas que se desarrollan en la película. En los primeros minutos de la película, un grupo de hombres observan atentamente a una mujer masturbándose mientras otras dos se desnudan y dejan una bandeja en el suelo de la que sale una tarántula y los ojos de nuestro protagonista se empiezan a cubrir y a cerrar para no observar la escena. ¿El protagonista ya lo vio todo?, lo más sórdido y sufrible y la escena le aburre ó ¿es incapaz de ver lo que sigue? y la escena le espanta. Este tipo de dicotomías están presentes en toda la historia.
Desde la escena inicial el director es capaz de exteriorizar todo el cúmulo de sensaciones, sentimientos e ideas que se desarrollan en la película. En los primeros minutos de la película, un grupo de hombres observan atentamente a una mujer masturbándose mientras otras dos se desnudan y dejan una bandeja en el suelo de la que sale una tarántula y los ojos de nuestro protagonista se empiezan a cubrir y a cerrar para no observar la escena. ¿El protagonista ya lo vio todo?, lo más sórdido y sufrible y la escena le aburre ó ¿es incapaz de ver lo que sigue? y la escena le espanta. Este tipo de dicotomías están presentes en toda la historia.
Adam
Bell (Jake Gyllenhaal) es un profesor universitario que tiene una
vida monótona y vacía, sólo le complace sus encuentros sexuales con su amante
ocasional Mary (Mélanie Laurent) con
la que apenas cruza un par de palabras. Al parecer, Adam esta angustiado por
algo que no le deja vivir tranquilamente. Luego de ver una película, conoce a Anthony Claire (J. Gyllenhaal), un
actor idéntico a él. A partir de ese momento, Adam se obsesiona con el hecho de
conocer a su doble y poder resolver sus dudas, dramas y carencias. Todo lo que
sigue trata de responder a la pregunta: ¿quién es Adam Bell?. Anthony, por otra
parte, es un actor venido a menos que vive con su esposa Helen (Sarah Gadon) y trata de aprovecharse de la situación tomando
el lugar de su doble. A partir de un encuentro casual con Adam, Helen comienza
a sospechar de Anthony; ¿quién es en verdad? y ¿por qué todo parece tan extraño
e incierto?
Enemy nos presenta desde un
comienzo un juego de roles de identidad con la finalidad de descubrir quién es
el gran protagonista de esta historia: Adam,
Anthony o acaso, algo más trascendental. Todo funciona como un rompecabezas que hay que armar a través de la
mirada introspectiva y la angustia existencial de un personaje que parece
desaparecer por ratos y mutar en algo que ni el mismo es capaz de entender. Por
eso, el relato es narrado con un cuidado milimétrico de los detalles, desde la
fotografía con esos exteriores de color plomo que aluden a la polución y a la
postmodernidad, los tonos ocres y amarillentos que crean climas sofocantes y toda
esa atmósfera enrarecida y gris que expresa turbiedad y angustia pasando por el
desarrollo de la historia; la secuencia de imágenes seductoras que sigue un
orden preciso y lineal para crear un clima de constante intriga y suspenso.
En esta película sobresale el
poder de los planos que siguen al protagonista desde atrás como si fuera una
marioneta del destino, sobretodo, aquellas escenas impactantes que
desconciertan desde el inicio y sirven para reiniciar la historia desde otra
perspectiva o ángulo que nos permita ver y entender con mayor claridad qué es
lo que estamos viendo, justamente en ello radica lo más atractivo de la
película: su capacidad para distorsionar
la realidad y la mente del espectador y extraer todas las conclusiones y las
lecturas posibles que puedan explicar lo que de por sí parece algo inexplicable.
El drama que nos muestra la
película es el mismo drama del hombre común que llega a cierta edad y no sabe
aún quién es o qué es capaz de hacer o si todo lo que hizo sirvió de algo, etc.
y luego se refugia en el vicio o el conformismo. Al parecer, todo esto es lo
que siente desde un inicio el personaje de Adam, magníficamente interpretado
por Jake Gyllenhaal, un actor que se
ubica entre los mejores de su generación y que tiene un talento enorme para
crear personajes difíciles, retorcidos y únicos a través de sus filmes; Zodiac, Brothers, Ocho minutos antes de
morir, Donnie Darko, Brokeback Mountain, Prisioners, Primicia Mortal, etc,
son sólo algunos ejemplos. En esta película su actuación es tan verídica que
cuesta diferenciar a ambos personajes y eso también es una de las cualidades
más interesantes del filme ya que el juego de roles se hace más intenso y claustrofóbico.
Hay muchas frases memorables
que sirven para introducirnos en el tema de la opresión, la libertad y la
identidad y nos dan algunas luces para resolver el enigma que se desarrolla en
la historia En una escena de la película Adam comenta: “es un acto de memoria
creativa recordar algo, recordar a alguien que es una especie de aproximación
porque el recuerdo siempre esta
coloreado por las emociones”, una de las mejores frases que funciona como
una premonición y una base de partida para entender, perdón, para interpretar
la película desde nuestra propia lógica; todo no es más que una aproximación a la realidad. Si la película es un ejercicio mental de unir piezas a partir de los recuerdos (las
imágenes que quedan en nuestro cerebro) es indiscutible que nuestras emociones
son las que encajan las piezas y por ende el hilo argumental de toda la
historia. De esta manera, el principio y el final tan abierto y complejo de
la película no son más que el verdadero inicio de lo que vendrá después: cómo
interpreto la historia según las emociones de Adam, Anthony y mis propias
emociones.
Se puede reconocer en Enemy influencias
de Lynch y Cronemberg los grandes
maestros de lo ambiguo y surreal. Las múltiples escenas de Adam frente al
espejo hacen presagiar la contrariedad de este personaje al tratar de definirse
y definir su rumbo, como si estuviera atrapado al otro lado de la realidad (Videodrome) o la escena final que nos
remite al inicio, Adam lleva una llave negra que de alguna manera podría servir
para entrar a su subconsciente ahí donde sus miedos y represiones parecen
cercarlo y dar paso a su verdadera personalidad (Mullholland Drive)
Enemy
es una película potente, hipnótica, tensa, nada condescendiente, que requiere
ser vista con atención, paciencia y la convicción de que todo es
fascinantemente indescifrable. Una de las mejores películas
de “suspenso” de todos los tiempos.
ENEMY TRAILER
ENEMY TRAILER
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