En el
2013 el director y escritor napolitano Paolo
Sorrentino sorprendió a todos con su excelente película “La Gran belleza”, todo un homenaje a Fellini, Roma, el pasado, la decadencia
y la creatividad como alicientes de la condición humana. Jep Gambardella (un extraordinario Toni Servillo) es un “viejo”
escritor que busca el sentido en su vida, algo que aún le motive más allá de
toda regla y convencionalismo que es incapaz de descifrar preguntándose
asiduamente si en medio de toda la frivolidad y el desencanto que le rodea puede
aún existir la verdadera belleza. Para ello Sorrentino recurre a lo más
espectacular, fantástico y acaso exagerado. Youth es algo distinta. Es menos
festiva y más reflexiva. Sorrentino deja atrás los excesos y la efervescencia y
se decanta por un relato más sosegado e intimista poblado también de personajes
solitarios, frustrados y auténticos. Youth es una hermosa película llena de
matices, colores y emociones basada en un libro del mismo director.
Fred Ballinger (Michael Caine) es un
compositor retirado que pasa unas vacaciones en un lujoso hotel en medio de los
Alpes Suizos, una suerte de paraíso terrenal. Junto a él se hospeda su mejor
amigo Mick Boyle (Harvey keitel), un
importante director que busca la inspiración para terminar su última película,
su hija Lena Ballinger (Rachel Weisz) que
acaba de sufrir una decepción amorosa, un
actor famoso con el que hace amistad (Paul
Dano) y una serie de personajes que parecieran salir de un libro de Cortázar, Rulfo o Gabo como un monje
budista que levita de vez en cuando, una pareja que nunca habla y un ex
futbolista argentino obeso y tatuado con el rostro de Marx. Fred entiende que
en el ocaso de su vida, los amigos y la familia son vitales aunque se siente atrapado
en medio de la rutina y la belleza del momento. Al final, un hecho trágico e
inesperado termina por replantear el mundo de Fred.
Entre la historia de Fred, su negativa a dirigir a una orquesta nuevamente, sus secretos y temores, sus extraños silencios y la relación con su hija y Mick se desarrolla un drama firme, correcto, intenso, salpicado de diálogos inteligentes de fino humor y reflexiones llenas de sapiencia y nostalgia. Youth es una película que brilla, ilumina y eriza los vellos, está llena de imágenes excitantes, impecables y turbadoras. La narrativa es muy fluida y los planos muy simétricos. Sorrentino hace gala de su lenguaje visual vibrante y colorido, de composiciones muy cuidadas y música trascendental que encaja perfectamente con los escenarios, la naturaleza y el drama que encierra cada personaje.
La espectacular belleza del paisaje y el
aparente clima de tranquilidad que cubre todo se entrecruzan con los dilemas y
la fragilidad emocional de los huéspedes que parecen habitar un mundo ajeno a
todo - más espiritual - pero en el fondo tocado por las mismas sombras,
turbiedad y malicia del mundo “real”. Los personajes de Fred y Mick
son dos artistas casi octogenarios ya realizados que quieren llevar la fiesta
en paz así que se dedican a platicar sobre sus deseos, faltas, anécdotas y
fantasías y a pensar en lo que no se dijo, no se hizo ni sintió. A soñar y recordar más que a vivir.
Youth
es una película surrealista, fascinante, sensorial y profunda. Narrada con acierto
y soltura. Lo que busca Sorrentino es eternizar una imagen y detenerla en el
tiempo para disfrutarla como si fuese una última experiencia. Una
película de dramas circulares y magníficas reflexiones sobre la belleza, la
muerte, los vacíos y la incertidumbre de la vida. Una de las mejores películas
europeas de los últimos tiempos.
YOUTH TRAILER
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