miércoles, 10 de mayo de 2017

A GIRL WALKS HOME ALONE AT NIGHT (A. L. Amirpour, 2014)





Interesante debut de la realizadora de procedencia iraní, Ana Lily Amirpour, quien logra proyectar toda la fuerza, originalidad y simbolismo propio del cine de vanguardia en esta película y hacer de ella una obra completamente libre y deslumbrante. La directora radicada en los EEUU se nutre del cine independiente made in Usa, el cómic, la Nouvelle Vague, etc., para dar rienda a su imaginación y vena artística a través de una historia de amor silenciosa y apacible que gira alrededor del mito vampírico, rodada en un reluciente blanco y negro y en idioma persa.


En una ciudad inexistente, Bad City, una mujer vampiro (Sheila Vand) deambula por las noches con su chador y una patineta en medio de calles desoladoras y personajes anodinos en busca de posibles víctimas, de preferencia, de baja reputación. A la vez, trata de acercarse a ciertas almas solitarias y sufridas que como ella buscan un poco de consuelo. En ese transitar conoce a Arash (Arash Marandi), su alter ego, un joven de apariencia triste que vive con su padre drogadicto y con el que se vincula sentimentalmente.


 Si bien la trama se sitúa en Irán, la película fue hecha en California, en algunos parajes industriales y vacíos para emular los escenarios fríos y nocturnos de la ciudad ficticia. La luz, las sombras y la fotografía son de una importancia vital y contribuyen a crear esa atmósfera de extraña melancolía, desazón y soledad manifiesta constantemente. Igual nivel de importancia tienen los encuadres fijos  y los travellings. La cámara se acerca para mostrarnos el mundo interior de la protagonista, sus bailes, miradas y candidez y se aleja para mostrarnos su lado más oscuro acechando a sus víctimas.


Esta es una película de sensaciones y vibraciones, casi silente. Los personajes se comunican a través del tacto, el baile y el cuerpo. Por eso, la directora estira el tiempo, incluso lo detiene por momentos para envolvernos en imágenes oníricas y musicales e impregnarnos de toda su nostalgia y belleza. Si bien el ritmo es dinámico, a veces sentimos que se ajusta maravillosamente para destacar alguna escena. Por cierto, otro de los recursos claves de la película es su excelente soundtrack que va desde temas spaghetti western, hasta bandas de rock como White Lies (la escena en la que ambos protagonistas conectan entre sí escuchando el tema Death es fantástica, casi etérea) pasando por ritmos electrónicos y árabes.


No podemos dejar de lado la impecable interpretación de Sheila Vand, una gran actriz poseedora de una belleza clásica que motiva e inquieta y que encaja perfectamente en su rol de vampiresa, con esos ojos penetrantes y esa grácil silueta capaces de seducir serenamente y con el menor esfuerzo.   

A GIRL WALKS HOME ALONE AT NIGHT es una película fascinante, atrevida, hipnótica, poco convencional y sensorial. Está hecha para prescindir del tiempo, al menos por unas horas, ensordecernos con su sonoridad y silencios e iluminarnos con sus imágenes sombrías y magnéticas. Una película fantástica perteneciente al género de vampiros que desde ya pertenece a nuestra memoria visual cinematográfica.     


A GIRL WALKS HOME ALONE AT NIGHT  - ESCENA MUSICAL



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