Francia. Finales del siglo XVIII. Una mujer contrata los
servicios de una pintora para retratar a su hija antes de contraer matrimonio
con un varón Milanés. El encargo es especial ya que la pintura debe realizarse
sin que la hija lo sepa, con absoluta discreción y en el más breve plazo lo que
conlleva a un acercamiento entre ambas que terminará por desencadenar una
historia de amor trágica y bella, solo perdurable en el tiempo a través del retrato
de la mujer amada.
Película de múltiples atributos, desde la fascinante historia
de amor que se desarrolla a la par con la ejecución del retrato, primero,
dibujando los contornos, lo que se manifiesta en las primeras miradas,
diálogos, insinuaciones hasta el añadido del color y los detalles que
representan la introspección del alma, las confidencias, el amor, el sexo. La
pintora, Marianne, hace varios bosquejos, dibuja una y otra vez hasta buscar la
perfección lo que alcanza en ciertos momentos de clímax junto a Heloise, su musa, cuando se dan
cuenta que su relación es imposible y que lo único que les queda es esa
sensación de melancolía y sosiego al retratarse una en la imagen y mirada de la
otra.
También resalta la hermosa fotografía, los decorados naturales
exteriores e íntimos, la actuación de las protagonistas, la música y el mar embravecido
que se aprecia como un hermoso símil de un amor impetuoso y fugaz como las olas
del mar, todo como si fuera un gran óleo de época que retrata la condición de
la mujer obligada al casamiento y a la subordinación. Esta es una película
feminista de un halo evocador de luchas muy actuales donde todos los
protagonistas son mujeres que sufren, aman y vuelven a sufrir.
Cabe resaltar el mito de Orfeo y Euridice que ambas
protagonistas discuten y parecen revivir. Orfeo rescata a su amada del
inframundo con la condición de que no la vea hasta el final pero no puede
resistirse y la pierde, solo mantiene el recuerdo del último instante, tal como
el que buscan perpetuar Marianne y Heloise. También la última escena es sobrecogedora.
Luego de varios años, la pintora asiste a un concierto al que se dirige la
mujer que alguna vez amó con devoción pensando que la familia y la vida
hicieron que la olvide, ella, con esa duda tan marcada en el corazón y al otro
lado acaso con el mismo misterio y recelo, sola y desconcertada, la dama del retrato.
Retrato de una mujer en llamas es una película sobresaliente,
narrada con maestría y sobriedad. Una película de auto descubrimiento, intensa, que
habla de la memoria y los recuerdos, de la frustración y la pasión, de la creación
y la soledad; una llamarada del amor fugaz que hace eco con el título, pero
sobretodo, una película que reivindica el elogio al romanticismo y a la amistad.
RETRATO DE UNA MUJER EN LLAMAS - TRAILER
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